tres años de su secuestro, seguimos exigiendo libertad para Alex Saab

En los últimos gobiernos de Estados Unidos (EE.UU.), las instituciones del Estado tienen décadas imponiendo el desconocimiento del orden internacional, obviando el derecho mundial y las instituciones de entendimiento, diálogo y paz que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial. Estos instrumentos se construyeron para evitar una nueva conflagración mundial. Pero como la agenda de Washington tiene mucho tiempo ubicada en la acera de la guerra, los ruidos de los bombarderos no permiten que se escuchen las voces que promueven la convivencia en el mundo y la necesaria concordia entre todos los países.

 

La Convención de Viena es uno de los instrumentos fundamentales para el funcionamiento internacional de las instituciones. El pasaporte diplomático es una herramienta de muy vieja data y que consagra el derecho que tienen los países de enviar emisarios y articuladores de sus relaciones globales sin que sean objeto de amenazas o de imputaciones en el cumplimiento de las representaciones asociadas a un embajador. El compañero Alex Saab cumplía funciones como embajador legítimamente designado (en 2018) por el Gobierno constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, cuando de forma ilegal y arbitraria fue privado de su libertad el 12 de junio del año 2020.

 

Algún trasnochado de la oposición puede discurrir hacia el desconocimiento de nuestro gobierno para librar a EE.UU. de sus obligaciones en relación a la Convención de Viena. Pero la verdad verdadera e irrefutable es que en el Sistema de Naciones Unidas el único gobierno reconocido es el del Presidente Nicolás Maduro.

 

En el marco institucional de la ONU y, en consecuencia, lo referido a la Convención de Viena no debe ser desconocido por ningún gobierno. Este precedente es muy peligroso, porque abre la puerta al desconocimiento del funcionamiento de todo el andamiaje internacional basado en las funciones asociadas a los embajadores y a las embajadoras, sean de cualquier país.

 

El gobierno de Donald Trump sabía que Alex Saab como diplomático estaba cumpliendo tareas humanitarias para ayudar a disminuir el sufrimiento del pueblo venezolano por el bloqueo económico, sabía que sus funciones eran las de adquirir alimentos y por eso, precisamente, da la instrucción de secuestrarlo en Cabo Verde, aludiendo artilugios ilegales, falsos y sin ningún basamento legal.

 

Las recientes declaraciones de Trump, espetando que tenían a Venezuela casi colapsada y que pensaban ir hasta las últimas maniobras para apoderarse del petróleo venezolano, explican por sí solas claramente que el secuestro de Alex Saab era parte de la agresión para someter a nuestro país.

 

Por ello y por muchas consideraciones adicionales, los pueblos del mundo exigen la liberación de Alex Saab. A tres años de su secuestro, el imperialismo sigue en su arrogancia de mantenerlo detenido y sin prestarle la debida atención médica. Nosotros no nos quedaremos de brazos cruzados ante este evidente atropello y continuaremos denunciando las acciones brutales de los gobiernos de EE.UU.

 

*Embajador de Venezuela en Hungría