El ensañamiento perverso del terrorismo imperial contra Alex Saab

Hay países cuyo poderío en los medios internacionales les permite esquivar la calificación de terroristas o magnicidas en el orden interno o ambos.

 

Partir un país en dos o más mediante la guerra como ocurrió con México en 1846 o Yugoslavia en 1996.

 

Medio siglo después de 1846, una campaña mediática belicista en los Estados Unidos generó la Guerra Hispanoamericana de donde Estados Unidos derivó botines de guerra como Guam, Filipinas, Puerto Rico y Guantánamo.

 

La confrontación entre México y Estados Unidos se repitió a principios del siglo XX, cuando se dio el único caso de invasión de México hacia los Estados Unidos, dirigido por Pancho Villa, así como el asalto de las tropas estadounidenses a la capital mexicana.

 

La potencia terrorista en 1945 violó los Derechos Humanos colectivos y civiles de dos metrópolis en Japón, segando la vida de cientos de miles de personas indefensas, arrojando dos bombas atómicas.

 

Posteriormente, la potencia terrorista se envolvió en una confrontación con China y Corea del Norte, causando miles de muertos de nuevo antes de llegar a la paz, una paz todavía formalmente pendiente.

 

No pasaron muchos años y Estados Unidos acometió nuevamente otra guerra, esta vez contra Vietnam, país que se había liberado ya de otras potencias colonialistas como Francia y Japón. En Vietnam se introdujeron nuevas formas de violación de los Derechos Humanos, como el Napalm; tema polémico hasta 1975 cuando en derrota abandonó Saigón. Sin embargo, después de una breve pausa el imperio terrorista recurrió a la guerra en los países árabes, donde continúan hoy día a su manera, como el caso de Irak y Siria.

 

En el caso de Guantánamo, esta porción de territorio en Cuba se ha convertido en una prisión y laboratorio, posicionándolo como el primer violador internacional de los Derechos Humanos, donde se practica la tortura sin pudor en contra de las decisiones de las Naciones Unidas, organismos internacionales y de la opinión pública internacional.

 

Estados Unidos ha ampliado su espectro de violaciones, agudizando sus prácticas como el Lawfare que sustituye la vieja pero semi abandonada práctica de los golpes militares; esta vez, con incursión en el poder judicial y la complicidad de jueces y magistrados en instituciones vasallas.

 

Lo ocurrido con Alex Saab es un perverso perfeccionamiento del Lawfare que irrumpe en las bases del Derecho Internacional, dejando en evidencia el supremacista desprecio por el Imperio de la Justicia y las normas.

 

El diplomático Alex Saab, quien se encontraba cumpliendo una misión humanitaria para contribuir a aliviar las Medidas Coercitivas Unilaterales, más conocidas como sanciones, que tanto sufrimiento violatorio de Derechos Humanos ha estado causando al pueblo venezolano, a quien debemos ofrecerle nuestro reconocimiento, admiración y solidaridad en procura de su libertad, con el apoyo de los países libres del mundo, atestigua la gravedad de este crimen de Estado mediante el secuestro y la injerencia terrorista, como nuevos instrumentos utilizados por el mayor violador de los Derechos Humanos para alcanzar los objetivos de la dictadura imperial.

 

*Embajador de Venezuela en Suiza