Alex Saab, rehén del imperio

Se cumplen tres años del secuestro de Alex Saab. Su historia es conocida. Como se sabe, este diplomático venezolano fue detenido ilegalmente en el aeropuerto de Cabo Verde el 12 de junio de 2020, durante una parada técnica para repostar combustible. La orden vino directamente del gobierno de Estados Unidos.

Un año y cuatro meses más tarde, de manera igualmente abusiva e ilegal, transgrediendo las leyes internas de cabo Verde, país que no tiene convenio de extradición con Washington, fue trasladado a la fuerza en un avión estadounidense. Permanece en prisión a la orden del Tribunal del distrito Sur del estado de Florida.

Su secuestro, que contempla y mantiene, incluso hoy día, aspectos de tortura física y de maltrato psicológico, viola no sólo los derechos humanos, sino el derecho internacional, particularmente las normas que rigen la inmunidad prevista en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.

En el momento de su secuestro, Alex Saab estaba acreditado como Enviado Especial, con rango de embajador y representante permanente alterno de Venezuela ante la Unión Africana, con pasaporte diplomático Nº 045778720.

Entre los aspectos esenciales de las tareas que tenía encomendadas desde 2018, deben destacarse los de corte humanitario, en el sentido de trabajar para hacer posible la adquisición por parte de Venezuela de alimentos, medicinas y combustible.

Tal era su delito a los ojos de un imperio, que en su arrogancia hegemónica hizo caso omiso del fallo del Tribunal de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO); instancia que cuando todavía se encontraba en Cabo Verde, ordenó la liberación inmediata de Saab, la detención de los trámites para extraditarlo a los EE.UU. y el pago de una indemnización por daños morales.

La condición de Saab como agente diplomático era conocida por el gobierno de Donald Trump, tal como lo confirma Mark Esper en su libro Un juramento sagrado: memorias de un secretario de defensa durante tiempos extraordinarios. Allí puede leerse: “Bajo la dirección de Maduro, Saab habría estado en misión especial para negociar un acuerdo con Irán para que Venezuela reciba más combustible, alimentos y suministros médicos”.

Se entiende así, que el secuestro de Alex Saab, más allá del innegable, injusto y feroz ensañamiento con la persona, está dirigido fundamentalmente contra el pueblo de Venezuela, sometido a un bloqueo cruel y a una guerra de nueva generación, que en el momento actual contempla 927 medidas coercitivas unilaterales, las cuales, como todo lo que rodea este caso, violan flagrantemente el derecho internacional.

Para cualquier observador imparcial esto queda claramente en evidencia con la posición del juez Robert Scola, quien luego de realizarse la vista probatoria y la presentación de alegatos orales, el 23 de diciembre de 2022, negó la moción de inmunidad diplomática de Alex Saab, alegando como razón, el desconocimiento de EE.UU. al Gobierno Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, liderado por el presidente Nicolás Maduro Moros, en una burda e ilegal maniobra, utilizada por quienes, como Estados Unidos y sus aliados, persisten en la existencia de un “gobierno interino” para seguir robando los activos de la nación venezolana en el exterior.

Se trata, pues, de una guerra sin cuartel acordada por la cúpula empresarial, financiera y militar, que soporta al gobierno estadounidense, en su empeño por asfixiar a un pueblo cuyo destino hacia la libertad la soberanía y la democracia plena y verdadera, no tiene marcha atrás.

La Venezuela Bolivariana camina por senderos de justicia y solidaridad, demostrando salir adelante sin obedecer las directrices del Departamento de Estado, cuya única finalidad es deponer al Gobierno legítimo para sustituirlo por uno que complazca todos sus anhelos colonizadores, es decir, un gobierno que se arrodille a sus deseos, órdenes e instrucciones para apoderarse de todas las riquezas naturales, como ha demostrado Estados Unidos en las múltiples invasiones y ocupaciones a través de la historia, contra aquellos países que no sigan sus lineamientos.

Ante la violación evidente de los más elementales principios del Derecho Internacional establecidos en la Carta de las Naciones Unidas y la Convención de Viena sobre las Relaciones Internacionales, debemos responder con mucha firmeza con la verdad y en defensa de nuestros más sagrados intereses, a través de la Diplomacia Bolivariana de Paz, cooperación y armonía, porque en el fondo se trata de un ataque certero a la Nación y no contra un diplomático en particular.

Es momento de llamar la atención al mundo. El secuestro de un diplomático en las condiciones en la que se produjo, como ocurrió en el caso de Alex Saab, impone que la solidaridad internacional, los movimientos sociales, los intelectuales, los periodistas, en fin, todos los que repudiamos las prácticas imperiales y hegemónicas, continuemos la lucha por su inmediata libertad.

La batalla de las ideas, como lo comentaba el Comandante Fidel Castro, hoy más que nunca cobra vigencia para que logremos el rescate de la dignidad, de la verdad y de la confianza en las leyes y reglamentos que rigen la actividad diplomática.

*Cónsul General de Venezuela en Vigo