En un acto que fusionó historia y diplomacia, la histórica ciudad de Izmir (Esmirna), en la República de Türkiye, cuyas aguas han sido testigo de incontables narrativas de libertad, se vistió de gala para acoger un símbolo conmemorativo de uno de los más importantes precursores de la libertad suramericana, el venezolano Francisco de Miranda.
En la ceremonia, llevada a cabo en el Parque de Bellas Artes de Bostanli, fue develado un busto conmemorativo de este insigne personaje, estrechando aún más los lazos entre la República Bolivariana de Venezuela y la República de Türkiye.
La estadía del generalísimo Francisco de Miranda en tierras otomanas fue corta pero significativa; distintos historiadores coinciden en que el prócer pudo absorber, a su paso por el territorio que hoy comprende la moderna República de Türkiye, aspectos de la milenaria cultura otomana y examinar de primera mano los engranajes de un imperio en que se equilibraban los conceptos de autoridad y autonomía (que tanto le interesaban), aportando nuevos elementos a su cosmovisión política y alimentando su pasión libertaria.
El paso de Miranda por el suelo turco le permitió contrastar su visión de la libertad con una realidad distinta, una que más tarde plasmaría en sus escritos y acciones. Así, el ideario de este hombre, que había bebido de las fuentes de la Revolución Francesa y se había codeado con la intelectualidad estadounidense, encontró en la complejidad otomana un nuevo espacio de reflexión.
El busto: un puente de unión y reconocimiento mutuo
Representantes de la Embajada de Venezuela en Türkiye, junto al vicealcalde de Izmir, Mustafa Ozuslu, y la embajadora del Ministerio de Asuntos Exteriores de Türkiye, Naciye Gokcen, descubrieron la obra artística ante una concurrencia que resonaba con el peso de la historia y el calor de la amistad entre ambas naciones.
El busto, creación del escultor turco Can Akdas, se erige no solo como una pieza de arte, sino también como un puente de entendimiento entre dos culturas que, si bien se encuentran distantes geográficamente, son cercanas en la construcción de un mundo más justo y el respeto a la autodeterminación.
El arte trasciende el mero acto de la revelación de una estatua para convertirse en un emblema de la cooperación y el reconocimiento compartido. Es aquí donde el busto de Miranda en Izmir adquiere una dimensión simbólica: la de la búsqueda continua de la libertad y el derecho de los pueblos a decidir su destino.
Izmir: centro cultural y comercial en la ribera de la libertad
La elección de Izmir como hogar para el busto del generalísimo Francisco de Miranda no es azarosa. Esta metrópolis turca, con su vibrante vida comercial y su rica tradición cultural, comparte con la figura de Miranda el espíritu de apertura y la valentía de mirar hacia el horizonte con esperanza.
Como centro neurálgico del Egeo, Izmir es un testimonio viviente de encuentros entre civilizaciones, comercio de ideas y la perpetua búsqueda del entendimiento humano a través de la belleza del arte y la solidez del intercambio comercial.
La Alcaldía de Izmir entendió la importancia de albergar este monumento, brindando no solo su apoyo material sino también su entusiasmo en la concreción de este proyecto. Al emplazar el busto en el Parque de Bellas Artes de Bostanli, se resalta la conexión entre la naturaleza, el arte y la comunidad, elementos que convergen en la experiencia de la libertad.
El acto, que congregó a diplomáticos, artistas, ciudadanos y estudiosos, es un testimonio de la fuerza de la historia y de la indomable naturaleza del espíritu humano en su anhelo por la libertad.
Miranda, observando la inmensidad azul, es un reflejo de ese llamado ineludible al que muchos visionarios han respondido: la libertad como una marea, una ola siempre en movimiento, pero eterna en esencia.
Embajada de Venezuela en Türkiye