A las 10:30 de la mañana (hora de Turquía), una escolta militar espera pacientemente a un invitado ilustre: el presidente de la República, Nicolás Maduro, quien rendirá honores al fundador y primer presidente de la República de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, en el Anitkabir que se erige como símbolo de la cultura de Ankara.
En compañía de la primera combatiente, Cilia Flores, inicia su tránsito por el Camino de los Leones, cuya entrada está caracterizada por un grupo de esculturas de tres mujeres, dos de las cuales portan ropas tradicionales y coronas que representan la nación fértil.
El sendero de 262 metros de longitud resalta por sus baldosas grisáceas, aunque pinceladas por pequeños brotes de césped verde que asemejan el espacio natural de las 12 parejas de leones hititas que parecieran custodiar el sarcófago del líder de la Guerra de Independencia de Turquía.
Los 24 leones, ubicados a derecha e izquierda del Camino de los Leones, simbolizan el poder bajo una perspectiva de unidad e integridad. En tanto, su posición yaciendo en el suelo evoca el pacifismo.
El recorrido del Camino de los Leones culmina. Nicolás Maduro avanza a paso firme, con profundo respeto hasta el Terreno Ceremonial, penúltima parada de la ruta que conduce hasta el Mausoleo, donde protagoniza una ceremonia de colocación de ofrenda floral frente al sarcófago simbólico de Atatürk.
Los jarrones de latón que rodean el sarcófago de mármol rojo, situado en el centro de la habitación hacia la alquibla (punto del horizonte o lugar de la mezquita hacia donde los musulmanes dirigen la vista cuando rezan), destacan al contener tierras enviadas de todas las ciudades de Turquía y de la República. Ahí cobra vida la tradicional afirmación turca referida a que Atatürk duerme en la “tierra de la patria”.
Una vez rendido el homenaje al fundador de la República de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, el jefe de Estado venezolano estampó su rúbrica en el libro de visitantes para dejar constancia del recorrido que selló con su participación en una parada de honor.
El Anitkabir está cercado por árboles y plantas procedentes de 24 países, así como de diferentes zonas de Turquía en una simbiosis perfecta denominada Parque de la Paz, que materializa la célebre frase de Atatürk “Paz en casa, paz en el mundo”.
Prensa Presidencial