Intervención del Embajador Alterno ante la ONU, Joaquín Pérez, en Debate Abierto del Consejo de Seguridad sobre "La Situación en el Medio Oriente, incluida la Cuestión Palestina" - MPPRE

Intervención del Embajador Alterno ante la ONU, Joaquín Pérez, en Debate Abierto del Consejo de Seguridad sobre «La Situación en el Medio Oriente, incluida la Cuestión Palestina»

Agradecemos la convocatoria de este Debate Abierto trimestral sobre un tema al cual nuestro país otorga especial importancia, en razón de su histórica posición de principios y su firme respaldo a la noble causa del heroico pueblo palestino. Agradecemos también la presentación del Coordinador Especial de las Naciones Unidas para el Proceso de Paz de Oriente Medio.

En las últimas semanas hemos observado con gran preocupación cómo la situación sobre el terreno se ha venido deteriorando con el pasar de los días, en razón de una nueva y creciente escalada de las tensiones, marcada por provocaciones, así como por lamentables hechos de violencia, uso de la fuerza excesivo, innecesario e indiscriminado contra la población civil palestina, incluyendo mujeres y niños, y por repudiables actos de vandalismo contra lugares sagrados en la Jerusalén Oriental ocupada, como la Mezquita Al-Aqsa, incluso en medio de una época que debería ser de reflexión y paz, tanto para cristianos como para judíos y musulmanes.

Rechazamos esta nueva arremetida por parte de Israel, que utiliza la atención que la comunidad internacional está brindando hoy a otras situaciones de conflicto en el mundo, como ventaja y distracción para acelerar su brutal agresión contra Palestina.

Condenamos, además, que ante el doloroso y prolongado conflicto no exista la misma determinación por parte de algunos países occidentales, incluyendo a algunos que forman parte de este Consejo de Seguridad, no sólo para hacer valer la Carta de las Naciones Unidas y las normas del derecho internacional, sino para responsabilizar a Israel por sus crímenes o para exigirle que ponga fin a su agresión continuada contra Palestina.

Lamentamos, asimismo, que la acción de este órgano continúe paralizada por la obstrucción de un solo país: los Estados Unidos de América, cuyo gobierno se niega incluso a permitir la publicación de unos “elementos para la prensa”; es decir, la mínima acción posible de este Consejo de Seguridad para rechazar la violencia y los castigos colectivos contra el noble pueblo palestino, y para llamar al diálogo, la distensión y el respeto al status quo.

No nos sorprende, sin embargo, pues esa es la doble moral que caracteriza, precisamente, a quienes insisten en presentarse como paladines de la libertad, los derechos humanos y un supuesto sistema basado en reglas. La cruel realidad es que, en su visión racista y supremacista, el sufrimiento de los pueblos aparentemente varía dependiendo de la zona geográfica de los conflictos.

Ante esta realidad, no obstante, nuestro deber es el de seguir insistiendo en llamar a este Consejo de Seguridad a que, en línea con las atribuciones que le fueron conferidas en virtud de la Carta de las Naciones Unidas, desempeñe un papel constructivo en la resolución pacífica del conflicto israelí-palestino, incluyendo a través del fomento de un ambiente propicio para la reanudación de un necesario diálogo político y de negociaciones creíbles, serias y directas que permitan alcanzar una paz justa, integral y duradera, sobre la base de la solución de dos Estados que convivan uno al lado del otro, en condiciones de paz y seguridad.

Para ello, reiteramos que será necesario que este órgano ponga fin de una vez por todas al marco de impunidad internacional que ha venido perpetuando en el tiempo el gobierno de uno de sus miembros permanentes y que, en última instancia, termina por alentar los crímenes cometidos a diario por Israel.

La situación en la Franja de Gaza, la prisión más grande del mundo, que ha estado sujeta a un cruel bloqueo durante más de 15 años, el cual ha resultado en una situación humanitaria nefasta y en deplorables condiciones socioeconómicas para más de dos millones de palestinos, continúa deteriorándose día tras día. Insistimos en que esta política deliberada para generar dolor y sufrimiento, que busca, entre otros, fragmentar los territorios palestinos y destruir la viabilidad de establecer dos Estados, a partir de las fronteras existentes antes de 1967, pone en peligro la posibilidad de alcanzar una paz justa y duradera en esa región.

Hacemos, pues, un llamado a la Potencia Ocupante no sólo a que cumpla con sus obligaciones en virtud de las resoluciones relevantes de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad; o a que ponga fin a sus violaciones sistemáticas del derecho internacional; o a que ponga fin a su política de ocupación colonial y de apartheid; o a que ponga fin a la perpetración de crímenes de lesa humanidad y de guerra contra el pueblo palestino; sino también, y de manera muy especial, a que ponga fin a todo enfoque y acción unilateral, incluyendo la expansión ilegal de asentamientos y la política de desalojos y demolición de viviendas.

Sin embargo, ante la realidad imperante y la gravedad de la situación sobre el terreno, y mientras continúe perpetrándose esta agresión israelí con total impunidad, sin que los responsables de estos crímenes atroces rindan cuentas ante la justicia internacional, insistimos en que ha llegado el momento de adoptar sin más demoras las medidas necesarias para brindar protección internacional a la población civil palestina.

Para concluir, la República Bolivariana de Venezuela reafirma su inquebrantable posición en apoyo a la defensa de la independencia y el derecho inalienable del pueblo palestino a su libre determinación y a la realización de sus legítimas aspiraciones nacionales. Renovamos nuestro compromiso para seguir trabajando a favor del logro de un Estado de Palestina libre, independiente y soberano, en las fronteras previas a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, y como miembro de pleno derecho de nuestra Organización.

Reiteramos, en este orden, que la solución de los dos Estados es la única vía, la más justa, duradera y ampliamente respaldada por la comunidad internacional, para poner fin a uno de los conflictos más dolorosos que enfrenta la humanidad desde hace más de 70 años.

Muchas gracias, Señora Presidenta.