Venezuela: ¿TIAR o no TIAR? | Por Pablo Siris Seade - MPPRE

Venezuela: ¿TIAR o no TIAR? | Por Pablo Siris Seade

Por Pablo Siris Seade

El TIAR solo ha servido para que EEUU intervenga militarmente en nuestros países

El miércoles 11 de septiembre, cuando se cumplían 46 años del golpe de Estado contra el presidente-mártir Salvador Allende, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) -dirigida por el tristemente célebre Luis Almagro, expulsado del Frente Amplio de Uruguay por traicionar los principios más básicos de la organización de izquierda- decidió activar los mecanismos previstos en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) para hacer frente a la situación en Venezuela.  El TIAR es una rémora de la Guerra Fría, aprobado en 1947 en Río de Janeiro (por lo que se le conoce también como Tratado de Río) con la intención expresa de responder a “un ataque armado por cualquier Estado contra un País Americano” el que “será considerado como un ataque contra todos los Países Americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”. No está de más recordar que este tratado se creó con el objetivo expreso de frenar la posibilidad de una “invasión soviética”, en el marco de la histeria posguerra mundial y bajo el precepto expreso de la doctrina Monroe y el corolario Roosevelt, en el que el gobierno de Estados Unidos establece que América Latina y el Caribe están dentro de su área de influencia y que, por tanto, no permitirá que ninguna potencia extranjera tenga injerencia en la zona. Hablando claro, “América para los americanos (del Norte)”, sin preguntarle nada a los americanos (del Sur). De los 19 países que participan del TIAR, 12 aprobaron la utilización de ese mecanismo contra Venezuela, cinco se abstuvieron (Perú, Panamá, Trinidad y Tobago, Costa Rica y Uruguay, cuya posición puedes leer aquí, o más abajo al final de este artículo) y uno estuvo ausente (Bahamas). Chile y República Dominicana han adoptado una posición más contradictoria; aunque votaron a favor, los cancilleres han dicho que se oponen a una intervención militar en Venezuela. Entre los que votaron a favor estuvo Gustavo Tarre Briceño, en representación de Juan Guaidó (autoproclamado presidente de Venezuela, cuya legitimidad está cuestionada por casi 150 países de los 193 que componen la Organización de las Naciones Unidas, ONU). Pero no solamente es ilegítimo el representante, sino también la representación, ya que Venezuela abandonó la OEA en abril de este año y ya había salido del TIAR en mayo de 2013. Tarre Briceño vive fuera de Venezuela desde hace décadas -en Washington, por supuesto-, por lo que no es de extrañar que esté dispuesto a firmar la convocatoria de un organismo que potencialmente podría tomar las armas contra su propio país y su propio pueblo. Ya la historia se encargará de meterlo en el mismo basurero que Almagro, o quizás en alguno peor. Y el potencial uso de la fuerza no es un eufemismo o una expresión utilizada para meter miedo. Costa Rica, Perú, Panamá y Chile propusieron una enmienda al texto planteado para la convocatoria del TIAR en la que proponían que se excluyera explícitamente el uso de la fuerza. Sin embargo, la misma fue rechazada a instancias de Estados Unidos, dejando abierta la puerta a una intervención militar. Consultado por El Comercio, de Lima, el analista internacional Óscar Vidarte señaló que: “El TIAR no está hecho para este tipo de situaciones, además de que es un tratado completamente ilegítimo, no se utiliza, es un muerto viviente al que están usando en el caso venezolano. Lo importante acá es que el documento del TIAR dice que (se) puede tomar una serie de medidas, entre ellas el embargo, la ruptura de relaciones, hasta el uso de la fuerza. Eso es lo importante, el resto no importa porque la verdad es que el caso venezolano no parece encajar en la naturaleza del TIAR”. El TIAR fue invocado en 1982 por Argentina durante la Guerra de Malvinas, pero en este caso Estados Unidos y Colombia decidieron respaldar a Inglaterra -o sea que no cumplieron con el Tratado de Río de Janeiro- e incluso le brindaron algún apoyo de tipo logístico. Pero no solamente en ese caso fue aplicado el TIAR. Este tratado se ha usado históricamente para legitimar las intervenciones militares de Estados Unidos, como las invasiones militares y masacres contra los pueblos de países como Guatemala, en 1954 contra el gobierno de Jacobo Arbenz; en 1961 con la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba; la invasión de 1965 contra el gobierno de Juan Bosch en República Dominicana; la masacre de la isla de Granada en 1983 y, por supuesto, la invasión de Panamá en 1989, de la que aún se ignora el número total de muertos. El TIAR, entonces, no solamente ha probado su ineficacia para proteger a los países americanos en caso de invasión externa, sino que, además, se ha probado que su único papel es el de brindar a Estados Unidos un “marco jurídico” para intervenir militarmente en nuestros países, especie que fue expresamente habilitada en la resolución aprobada el pasado 11 de septiembre. Es entonces una resolución ilegítima, injerencista y profundamente belicista y es -por todo lo anterior- absolutamente condenable por todos los pueblos de América Latina que han proclamado al Continente como zona de paz. La pasada de raya Esta misma semana, Donald Trump destituyó a su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, supuestamente por “pasarse de la raya” en su política hacia Venezuela. Sin embargo, Trump designó para ese puesto a Charlie Kupperman, quien es su asistente y quien ya era el segundo de Bolton en esa tarea. Por tanto, no es de recibo suponer que la política hacia Venezuela del supremacista Trump vaya a dar ningún vuelco. Según informó TeleSUR, Kupperman trabajó en las compañías Lockheed Martin y Boeing y se desempeñó en la Administración de Ronald Reagan durante los años 80 (1981-1989), así que su posición no es precisamente la de un progresista. Bolton comentó que “la amplia experiencia de Charlie en defensa, control de armas y aeroespacial ayudará a ampliar la agenda de seguridad nacional del presidente Trump”. Pásame una raya El “autroproclamado” Juan Guaidó fue apoyado por narcotraficantes paramilitares colombianos cuando el 23 de febrero cruzó la frontera de manera ilegal para dirigirse a Cúcuta para pasar la “ayuda humanitaria”. Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar aseguró en La W (https://www.wradio.com.co/noticias/regionales/rastrojos-permitieron-el-paso-de-juan-guaido-a-cucuta-el-23-de-febrerowilfredo-canizare/20190912/nota/3952730.aspx) y a través de su redes sociales, “el operativo de ingreso a Colombia de Juan Guaidó para el concierto del 23 de febrero se realizó por Puerto Santander, coordinado por paramilitares de los Rastrojos, quienes montaron una operación candado desde Guaramito a Agua Clara, hasta cuando llegaron funcionarios públicos a recogerlo”. “Tenemos los relatos de la comunidad, en donde nos cuentan cómo paramilitares de “Los Rastrojos”, los obligaron a encerrarse durante 24 horas, hasta cuando el señor Juan Guaidó, llegó a Agua Clara y fue recogido por funcionarios de la alcaldía de Cúcuta y de la gobernación”. Además de los relatos de los habitantes de la zona rural de Cúcuta, hay dos fotografías de Juan Guaidó con Jhon Jairo Durán Contreras, alias “El menor”, y Albeiro Lobo Quintero, alias “El brother”, reconocidos narcos y asesinos del departamento de Norte de Santander, cuya capital es Cúcuta. La W se comunicó con el comandante de la policía metropolitana de Cúcuta, el coronel José Luis Palomino, quien aseguró que estos dos hombres se encuentran ahora detenidos en la cárcel modelo de Cúcuta y deberán responder por los delitos de homicidio, tráfico de estupefacientes y porte ilegal de armas de fuego. Una ternura los proveedores, digo, los amigos de Guaidó. —————————————————————————————————————————————————————————————— Uruguay rechaza intento en la OEA de legitimar el uso de la fuerza para derrocar a un gobierno sudamericano https://www.presidencia.gub.uy/comunicacion/comunicacionnoticias/nin-novoa-rechazo-oea-venezuela-intervencion-militar El Gobierno de Uruguay rechazó el respaldo de algunos países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), a la convocatoria al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca de 1947 para legitimar el uso de la fuerza y, así, derribar a un gobierno sin importar la legalidad del procedimiento. Indicó que los países promotores de la iniciativa rechazaron una enmienda de Costa Rica que excluya la intervención armada. La OEA convocó al órgano de consulta del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) firmado en 1947, el pacto de defensa militar que convoca a casi todos los países del hemisferio, luego de calificar a Venezuela como un elemento desestabilizador en el continente. “Uruguay se negó a apoyar esta convocatoria que muestra un claro intento, nuevamente, de manejar políticamente instrumentos jurídicos internacionales en pos de intereses cuya única meta es el derrocamiento de un gobierno, no importa lo ilegítimo del procedimiento que se utilice”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, en convocatoria de prensa. Recordó que los países que promovieron esta resolución rechazaron una enmienda, propuesta por Costa Rica, que excluía de forma expresa el uso de la fuerza. Para el gobierno uruguayo, “la única lectura posible de este rechazo es que lo que pretenden, justamente, es utilizar la fuerza”. Estos países, prosiguió, “intentan darle legitimidad a una intervención armada que echa por tierra los esfuerzos realizados por la OEA desde hace 70 años para que los conflictos entre los países de la región se resuelvan por la vía pacífica”. Reiteró que el uso de la fuerza está expresamente prohibido por el artículo 19 de la Carta de la OEA, y también por la Carta de las Naciones Unidas. “El texto de la resolución aprobada, muy escueto, convoca al órgano de consulta del tratado, integrado por los ministros de relaciones exteriores de los países que lo integran, argumentando que la crisis en Venezuela representa una clara amenaza a la paz y la seguridad en el hemisferio”. Sin embargo, Venezuela no integra la OEA desde el 27 de abril de 2019 ni tampoco el TIAR, luego de su renuncia al pacto militar, en 2013, “por más que esos mismos países con la connivencia del secretario general de la OEA (Luis Almagro) intenten ignorarlo, reconociéndole los actos a un supuesto gobierno autoproclamado, una legitimidad de la que carece absolutamente”. “El argumento de la clara amenaza a la paz se inscribe en la línea de algunos países de la región que han buscado, por todos los medios, forzar una coyuntura en Venezuela que les permita al fin concretar la tan ansiada intervención armada”, concluyó el jerarca. “Lo que sí puede tener consecuencias, además de la terrible pérdida de vidas humanas y el sufrimiento del pueblo venezolano, es una verdadera desestabilización en el continente. Además, contribuye al deterioro institucional de la OEA y a la polarización de las posiciones de sus miembros, agravando la falta de credibilidad de la organización”.