El espíritu de Bandung. Otro mundo es necesario y posible | Por Guillermo Barreto - MPPRE

El espíritu de Bandung. Otro mundo es necesario y posible | Por Guillermo Barreto

Vivimos tiempos convulsionados en los cuales la decadencia del modelo de civilización que comenzó a sangre y fuego en 1492 se muestra de manera explícita y descarnada, a la vez que se acompaña del surgimiento de nuevos centros de poder alrededor del Globo. Durante los últimos 500 años pudimos constatar el surgimiento y caída del imperio español y portugués, su sustitución por el imperio británico y francés que, a su vez, daría paso a la imposición de la hegemonía de EEUU como centro imperial del mundo. Hoy, EEUU se muestra como un imperio en total decadencia, con una deuda extravagante que ronda los trillones de dólares, basados en una moneda sin sustento real, con problemas sociales y brechas raciales que se traducen en violencia e injusticia. Un imperio que ha hecho de la guerra y la destrucción un fin en sí mismo ¿Estaremos presenciando el fin del imperialismo estadounidense? ¿El fin del capitalismo, quizás? El capitalismo como sistema económico de la modernidad ha pasado por crisis anteriores. De cada una ha logrado reinventarse y salir fortalecido. La pandemia de COVID-19 ha sacado a la luz sus contradicciones. Es difícil predecir qué se avecina pero es claro que el modelo neoliberal quedó al descubierto en su fracaso y nuevas formas se imponen. El modelo civilizatorio se pone en cuestión. Los problemas creados por el capitalismo no parecen conseguir soluciones capitalistas. Como nos enseñó Simón Rodríguez, nuestro Robinson, se impone la creatividad, la originalidad, la innovación. Originalidad que paradójicamente se alimenta de nuestras raíces, de nuestros ancestros, de nuestras culturas y que pasan por el reconocimiento de la diversidad, del derecho a la autodeterminación, de la solidaridad y la cooperación entre los pueblos. Intentos por construir un mundo igualitario de respeto y profundamente anticolonial y antiimperialista se realizaron en el pasado. Hace 65 años, líderes de naciones recién independizadas y movimientos de liberación en Asia y África se reunieron en Bandung, Indonesia, para tratar asuntos de cooperación económica y política en lo que procuró convertirse en la propuesta del sur global como alternativa y resistencia a los dos polos de poder de la época: EEUU y la Unión Soviética. La Conferencia fue organizada por Gamalop Abdel Nasser de Egipto, Jawaharlal Nehru de la India y Sukarno, Jefe del Estado de Indonesia. En la Declaración final podemos leer: “Asia y África han sido la cuna de grandes religiones y civilizaciones que han enriquecido otras culturas y civilizaciones a la vez que se han enriquecido a sí mismas en el proceso. De esta manera, las culturas de Asia y África tienen bases fundacionales universales y espirituales. Desafortunadamente, los contactos entre las naciones asiáticas y africanas se han interrumpido durante los últimos siglos. Los pueblos de Asia y Africa están ahora animados por un deseo genuino y sincero de renovar sus viejos contactos culturales y desarrollar otros nuevos en el contexto del mundo moderno”. La Conferencia de Bandug llamaba a reconocer las culturas y espiritualidades que daban sustentos a tantas civilizaciones pero que habían sido invisibilizadas, destruidas, eliminadas por el mundo occidental moderno-colonial. Así mismo, era un alerta a las naciones recién independizadas a ser presa de formas neocoloniales por parte de alguno de los dos polos de poder existentes. De la Conferencia de Bandung nace el Movimiento de Países No Alineados (Mnoal), del cual la República Bolivariana de Venezuela forma parte y del que por cierto asumió la Presidencia Pro tempore hasta el año pasado. Bandung no logró plenamente sus objetivos y las nuevas repúblicas terminaron alineándose a alguno de los dos polos y entrando en el juego del tablero geopolítico con consecuencias en general muy negativas para sus pueblos. Los líderes que la promovieron dejaron, sin embargo, un legado de enseñanzas hoy en día muy pertinentes. Como decía al comienzo, el modelo de civilización impuesto al mundo muestra grietas que han sido visibilizadas (no producidas) por la pandemia. Es tiempo de cuestionamientos y de reconocer que podemos construir un mundo otro que reconozca y tome elementos de otras civilizaciones, otras espiritualidades, otras filosofías, otras epistemologías. Bandung es un símbolo de que un sur global existe y se reconoce a sí mismo como ser, con derechos propios, con sus pensares, sus creencias y sus colores. Es tiempo para rescatar el espíritu de Bandung y construir entre todos ese mundo otro necesario. Es tiempo de que esa otra civilización necesaria la hagamos posible.