El canciller de Venezuela espera que las decisiones que adopten los gobiernos de Europa «sean suficientes para evitar la catástrofe social y humanitaria que se avecina»
El canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Carlos Faría, participó en la III reunión de Ministros y Ministras de Relaciones Exteriores de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y de la Unión Europea (CELAC-UE), la cual se desarrolló en Argentina, bajo el lema: “Renovando la asociación birregional para fortalecer la paz y el desarrollo sostenible”.
Durante su intervención, el representante de la Patria de Bolívar, transmitió un afectuoso saludo a sus homólogos, de parte del presidente Nicolás Maduro Moros y del glorioso pueblo venezolano.
El ministro Carlos Faría afirmó que «la actual realidad geopolítica en Europa, empuja a la Unión Europea (UE) a volcar nuevamente su mirada hacia nuestra región», por considerar que el impacto socioeconómico resultante del golpe de Estado nazi en Ucrania en 2014 y los crímenes de lesa humanidad contra la población rusoparlante en el este de ese país, conllevaron al conflicto inducido entre Rusia y Ucrania.
En ese sentido, dejó ver el claro interés de la Unión Europea de contener el avance de socios estratégicos para Latinoamérica como Rusia y China; además de sus pretensiones de expandir la OTAN hacia Eurasia, Pacífico, América Latina y el Caribe.
«Sabemos que en estos momentos se cierne sobre Europa una recesión económica, agravada por una profunda crisis energética; crisis que augura altos precios del combustible (…), por el empeño de un liderazgo miope que solo busca la confrontación, la dominación y la subordinación de poderes hegemónicos, así como el uso desproporcionado de ilegales medidas coercitivas unilaterales, como nueva arma de guerra», expresó el Ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela.
Asimismo, reiteró que la paz debe imponerse a la guerra, y apoyó todo esfuerzo diplomático en favor de una solución satisfactoria para las partes, en lo que respecta al conflicto Rusia-Ucrania, sin presiones, ni doctrinas de un mundo “basado en reglas”, tal como lo proponen las potencias occidentales, contrariando los principios de igualdad y convivencia pacífica entre los estados, como lo establecen los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
«Esperamos que las decisiones que adopten los gobiernos de Europa sean suficientes para evitar la catástrofe social y humanitaria que se avecina», concluyó.