Discurso del Canciller Yván Gil en el Segmento de Alto Nivel de la Conferencia de Desarme de la ONU - MPPRE

Discurso del Canciller Yván Gil en el Segmento de Alto Nivel de la Conferencia de Desarme de la ONU

En nombre del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros extendemos un caluroso saludo a los Estados miembros de la Conferencia de Desarme y saludamos a la República Democrática Federal de Etiopia por asumir la Presidencia de la Conferencia de Desarme en el marco de la sesión de 2023.

El actual escenario global presenta grandes retos en las áreas de paz y seguridad. Nuevos desafíos emergentes requieren la renovación de un compromiso por parte de la comunidad internacional para defender los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, incluyendo el arreglo pacífico de las controversias y la abstención del uso o amenaza del uso de la fuerza, y el derecho internacional.

El Informe del Secretario General de las Naciones Unidas sobre el trabajo de la Organización en el año 2022, suscita profunda preocupación. El gasto militar alcanzó 2,1 billones de dólares, la cifra más alta de los últimos 30 años. Se trata de 2,1 billones de dólares que podrían encontrar mejor aplicación para contribuir a la cooperación internacional para el desarrollo y el derecho a la educación, a la salud o a la vivienda. Es un hecho que la colocación de recursos en el desarrollo de armamento continuará agotando las economías nacionales y mundiales en perjuicio de la inversión para mejorar las condiciones de vida, redundando así en mayor desigualdad y pobreza.

Es por esto que nuestro país continúa haciendo un llamado al reconocimiento de la relación económica entre el desarme y el desarrollo, frecuentemente olvidada. En un contexto en el que las tensiones geopolíticas mundiales han conducido a la proliferación de conflictos internacionales de extrema gravedad, resulta cada vez más necesario brindar atención al impacto social y económico de la guerra, cada vez más grotesco.

La relación entre el desarme general y completo adquiere mayores dimensiones ante la asimetría ya existente entre los países poseedores de tecnología armamentista y los países no poseedores que evidencia profundamente la vulnerabilidad estratégica de los países del sur global.

Este fenómeno se hizo palpable a la luz de los retos encarados por la comunidad internacional con ocasión a la pandemia del COVID-19. La poderosa inversión de recursos financieros de algunos países desarrollados para el diseño, modernización e implementación de tecnología armamentista, en detrimento de la inversión global en materia de salud, claramente profundizó los negativos efectos de la pandemia del COVID-19 que aún sufrimos.

En este contexto, la República Bolivariana de Venezuela proporcionará máxima prioridad a los trabajos que se adelantarán este año en el marco de la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas, en la que los Estados Parte deben procurar fortalecer su implementación, apuntando a la reanudación de las negociaciones multilaterales, de un Protocolo Adicional a la Convención que aborde todos sus artículos, de manera equilibrada y completa, incluso mediante medidas de verificación. El trabajo para el fortalecimiento de la Convención debe incluir el monitoreo de las obligaciones relativas a la facilitación de la cooperación para fines pacíficos y en particular sobre la imposición de obstáculos a la cooperación.

Por otra parte, la vulnerabilidad estratégica del sur global encuentra otra de sus expresiones concretas en la imposición de obstáculos al desarrollo en la forma de medidas coercitivas unilaterales. La implementación de ilegales medidas coercitivas unilaterales destinadas a destruir el potencial económico, y por ende, el bienestar y la salud de los ciudadanos de países en desarrollo no es ajena al andamiaje de desarme.

La historia ha demostrado que la creación de crisis económicas en países con gran potencial de desarrollo tiene por objeto crear difíciles condiciones de seguridad global y regional para justificar de manera macabra el fortalecimiento de doctrinas de disuasión. Así, las medidas coercitivas unilaterales se constituyen en un crimen de lesa humanidad, una grosera violación del derecho internacional en general y una afronta directa a los esfuerzos de los países en desarrollo para lograr el desarme completo.

No puede seguir manteniéndose el concepto de seguridad internacional sobre la base de la promoción y desarrollo de alianzas militares, cuya esencia es la disuasión por la fuerza pasiva y por los conflictos de bajas intensidad, al tiempo que se implementan ilegales medidas coercitivas unilaterales, orientadas a fomentar crisis nacionales y regionales.

La Conferencia de Desarme ha tenido en el pasado transcendentales logros, dentro de los cuales están la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas (CABT), el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT). Y es precisamente por el importante valor de la diplomacia multilateral que se pudieron alcanzar compromisos y soluciones asociados a la salvaguarda de la paz y seguridad internacionales.

Sin embargo, ante el actual panorama geopolítico, consideramos que el considerable aumento en el gasto mundial en armamento representa un triste indicador del retroceso en los importantes avances alcanzados en las últimas décadas en materia de desarme y no proliferación y constituye uno de los más grandes desafíos que enfrenta para atender la creciente asimetría armamentista.

En este contexto reafirmamos la obligación de la Conferencia de Desarme como el foro multilateral que cuenta con un mandato específico para negociar instrumentos jurídicamente vinculantes en materia de control de armamentos, desarme y no proliferación. Necesario es denunciar la falta de voluntad política de algunos Estados para reiniciar los trabajos de negociación que atiendan al desarme nuclear completo como su absoluta prioridad.

Como ya lo ha indicado Venezuela en numerosas ocasiones, consideramos importante la preservación del mandato de negociación de instrumentos jurídicamente vinculantes de los temas sustantivos de la Agenda, en el entendido que éste no es un órgano meramente deliberativo y, por lo tanto, no puede ser satisfecho sosteniendo largas deliberaciones sin un resultado tangible.

Lamentable es que, por los momentos los Estados Miembros de la Conferencia de Desarme no hayamos alcanzado una decisión consensuada para reiniciar los trabajos sustantivos de la Conferencia en el año 2023, a pesar de los extraordinarios esfuerzos liderados por la Presidencia de Egipto. Pero confiamos que bajo la Presidencia de Etiopia se podrá lograr los acuerdos necesarios para el inicio de labores sustantivas. La urgencia con la que acometamos esta tarea determinara la vigencia e incluso la pertinencia de este foro en la escena internacional.

Reafirmamos nuestra posición de principio sobre el desarme nuclear, como principal prioridad en la agenda de la Conferencia. Venezuela ha dado su apoyo a todas las iniciativas que implican un desarme total de las armas nucleares y su proliferación, por considerar que ello constituye una negación al ser humano y la vida en todo el planeta.

Las armas nucleares plantean una seria amenaza para la vida en nuestro planeta, por su potencial destructivo, para cuyo desarrollo y modernización se destinan ingentes recursos que podrían ser dirigidos a la promoción del desarrollo económico y social de los pueblos, en particular la erradicación de la pobreza y la eliminación de las enfermedades que afligen a la humanidad, teniendo presente los objetivos de la Agenda 2030.

Concretamente deseamos llamar la atención de los Estados Miembros de la Conferencia sobre la adopción de la Declaración de Buenos Aires, adoptada el 24 de enero de este año como resultado de la VI Cumbre de Jefas y Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, mediante la cual la Región de América Latina y el Caribe renovó su compromiso con la promoción y el respeto a los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional, que promueve la solución pacífica de controversias, un sistema internacional basado en relaciones respetuosas de amistad y cooperación, libre de amenazas, agresiones y medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho internacional, en un ambiente de paz, estabilidad y justicia, a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza y resaltó la plena vigencia de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en la II Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana en enero de 2014 que reconoce a la región como una zona de paz y libre de armas nucleares en virtud de lo establecido en el Tratado de Tlatelolco.

Venezuela está absolutamente comprometida con ese propósito. Esperamos que otras regiones del mundo puedan seguir el ejemplo de formar “Zonas de Paz”.

La Conferencia de Desarme debe dar un paso adelante y reasumir sus funciones como el principal foro de negociación de tratados jurídicamente vinculantes en asuntos de desarme. La realidad de seguridad actual demuestra que los temas de la agenda siguen estando plenamente vigentes y siguen siendo tan relevantes para la negociación como cuando fueron originalmente incluidos en los trabajos de este órgano. En ese sentido, destacamos la importancia de emprender negociaciones de instrumentos que prohíban la producción de material fisible para armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares, como uno de los pasos hacia el desarme y la no proliferación nuclear, el cual debe contener disposiciones específicas en materia de verificación y abarcar las existencias almacenadas; así como la elaboración de un instrumento que ofrezca a los Estados no poseedores de armas nucleares garantías efectiva contra el empleo o la amenaza de empleo de esas armas en cualquier circunstancia.

Con relación a la prevención de la carrera armamentista que podría presentarse en el espacio ultraterrestre, mi país acompaña las propuestas e iniciativas presentadas por la Federación de Rusia y la República Popular China sobre la materia, orientadas a preservar el espacio ultraterrestre como un dominio de la paz.

Estimados colegas,

Mi país otorga un importante valor a la diplomacia multilateral como herramienta para fortalecer los foros internacionales, en la difícil coyuntura internacional que demanda de nuestros esfuerzos conjuntos dirigidos a garantizar la paz y la seguridad internacionales. Venezuela, desde la Diplomacia Bolivariana de Paz, reitera su compromiso con las instituciones y los acuerdos existentes en materia de desarme y control de armamentos y proliferación.

El objetivo final que nos reúne es fortalecer el ordenamiento jurídico internacional en materia de control de armamentos, honrando nuestro compromiso de trabajar por la paz y la seguridad internacionales y, en ese sentido, abogamos por la construcción colectiva de un sistema internacional orientado a la paz, la justicia y al desarrollo, fundado en el irrestricto respeto de las normas y principios del derecho internacional.

Muchas Gracias