En la Casa Cultural Aquiles Nazoa, en Caracas, se realizó un homenaje al comandante y líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, con motivo del quinto aniversario de su paso a la inmortalidad.
La actividad estuvo organizada y presidida por los embajadores de la República de Sudáfrica, Joseph Nkosi, y de Cuba, Dagoberto Rodríguez.
El acto conmemorativo contó con la presencia de parte del Cuerpo Diplomático acreditado ante la República Bolivariana de Venezuela, y de veedores internacionales que aún se encuentran en el país.
El viceministro para África, Yuri Pimentel, como maestro de ceremonia, exaltó las luchas contra la dominación y discriminación racial en África, que tuvieron en Fidel la máxima expresión del internacionalismo, como defensor de los derechos del hombre.
«Si en algún sitio del mundo la huella de Fidel permanece viva y presente, es precisamente en la Madre África. El líder de la Revolución Cubana extendió su ayuda al pueblo africano oprimido durante décadas por el colonialismo y regímenes segregacionistas».
En este contexto, aseveró que sin las influencia africana, sin su cultura, costumbres y lenguas, Cuba no sería lo que es hoy.
El viceministro Pimentel también elogió que bajo la dirección del recordado Fidel, la nación caribeña se convirtió en una potencia de la cultura, deporte y salud.
¡Honor y gloria para Fidel! este homenaje está dedicado a un gigante de todos los tiempos», manifestó por su parte el viceministro para América Latina, Rander Peña.
El líder de la Revolución Cubana falleció en La Habana a los 90 años de edad, el 25 de noviembre de 2016. No obstante, su pensamiento y obra se mantienen hoy plena vigencia.
«En muchos países de América Latina la revolución es hoy inevitable. Ese hecho no lo determina la voluntad de nadie; está determinado por las espantosas condiciones de explotación en que vive el hombre americano, el desarrollo de la conciencia revolucionaria de las masas, la crisis mundial del imperialismo y el movimiento universal de lucha de los pueblos subyugados”, fueron algunas palabras mencionadas en aquel discurso histórico del año 1962, cuando el joven Fidel soñaba con la libertad plena de los pueblos latinoamericanos y caribeños.