10 puntos post COVID-19 de Vijay Prashad - MPPRE

10 puntos post COVID-19 de Vijay Prashad

Agenda de 10 puntos para el mundo en desarrollo después del COVID-19

Vijay Prashad
Instituto Tricontinental de Investigación Social

En 1974, la Asamblea General de la ONU aprobó el Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), que fue impulsado por el Movimiento de Países No Alineados. Ahí se expuso un plan claro para la transformación estructural del sistema mundo que estaba a las puertas de una crisis y se vería forzado a tomar un rumbo neoliberal; esta orientación neoliberal profundizó la crisis y nos a este callejón sin salida para las posibilidades humanas. Es por esta razón que los países en desarrollo necesitan construir una alternativa clara al camino capitalista. La agenda de diez puntos desarrollada por el Instituto Tricontinental de Investigación Social presentada acá, parte del NOEI de 1974 y se enmarca en el espíritu del Fondo Humanitario Internacional (visualizado por el presidente Hugo Chávez). Esperamos que el ALBA pueda promover esta agenda dentro del MNOAL y regresar a la Asamblea General de la ONU para una nueva resolución sobre el Orden Económico Internacional.

1. Atacar la pandemia global

Nuestra prioridad es atacar la pandemia global. Para este fin, aumentar la producción del sector público hacia mascarillas, equipos de protección, respiradores, hospitales de campaña y pruebas para toda la población debe ser central -como ya lo es en Vietnam y en Venezuela. Se debe establecer el control obrero sobre las condiciones de trabajo para que los trabajadores – quienes están en la mejor posición para tomar estas decisiones – puedan proveer un ambiente de trabajo higiénico. Ante lo que ha sido la ausencia de acción pública adecuada, los gobiernos necesitan crear planes de trabajo para contratar personas para proyectos que rompan la cadena de contagio y que garanticen que el pueblo sea alimentado, vestido y se mantenga saludable; tales acciones públicas podrían aprender de las de las cooperativas en Kerala y de los Comités de Defensa de la Revolución en Cuba. La fuerza laboral de sectores clausurados – como turismo – deberían inmediatamente ser contratados para empleos que contrarresten la pandemia.

2. Solidaridad Médica

Un frente unido de Países en Desarrollo debe rechazar al FMI y a los límites impuestos por acreedores sobre los salarios de la administración pública; debido a estos límites, los países en desarrollo han estado perdiendo personal médico para los Estados del Atlántico Norte. Los Estados deben utilizar sus recursos preciosos para ampliar la educación médica pública y para capacitar trabajadores de la salud dentro de las comunidades para proveer servicios de salud pública. El internacionalismo médico del ALBA – con las brigadas cubanas al frente -deben convertirse en modelo para el mundo a través de la OMS; el internacionalismo médico chino jugaría un papel clave aquí cuando EEUU abandona la OMS. El sector de salud pública entero debería ser nacionalizado y centros médicos más pequeños deben ser creados para que el pueblo pueda fácilmente acceder a las instalaciones públicas de salud. Los gobiernos deben retirarse de planes de seguros públicos para el cuidado médico privado; en otras palabras, no más subsidio para el cuidado médico privado. El sistema público de salud debe ser fortalecido, incluyendo la producción de equipos médicos y medicamentos y la distribución de medicamentos esenciales (cuyos precios deben ser regulados).

3. El Patrimonio Intelectual

Los Países en Desarrollo deben presionar para la reconsideración del Acuerdo sobre los ADPIC (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio), que otorga derechos irrestrictos de propiedad sobre bienes que deben ser parte del patrimonio global. Esto aplica directamente a la vacuna del COVID-19, la cual debe ofrecerse sin consideraciones para la producción en los distintos países, pero igualmente aplica a cualquier fármaco, muchos de ellos producidos con financiamiento público, y debe aplicar las tecnologías energéticas que rápidamente nos conducirían de los combustibles fósiles a combustibles renovables, así como a la tecnología de comunicación (como el 5G). A corto plazo, los Países en Desarrollo deben ampliar los mecanismos para la transferencia de ciencia y tecnología entre sí.

4. Cancelación de la Deuda

Cálculos razonables sugieren que los países en desarrollo deben $11 billones en deuda externa, con tan sólo el servicio de la deuda de este año estimado en $3,9 billones. Con la recesión del coronavirus, tales pagos son impensables. El alivio de la deuda debe ir más allá de los 47 Países Menos Desarrollados e incluir todos los países en desarrollo; este alivio no debe sólo ser un aplazamiento, sino que debe ser la cancelación de la deuda (tanto de acreedores públicos como privados). Una alianza internacional debe formarse para que el servicio de la deuda sea plenamente canalizado hacia las necesidades más urgentes de la sociedad.

5. Solidaridad Alimentaria

La mitad de la población mundial lucha contra el hambre. La soberanía alimentaria y la solidaridad alimentaria son antídotos esenciales, como ha sido demostrado por plataformas como Vía Campesina. Tanto como sea posible, el control corporativo sobre la agricultura debe disputarse y la producción de alimentos debe convertirse en una prioridad de derechos humanos. Se deben dirigir fondos hacia la ampliación de la producción de alimentos; es necesario que estos fondos se inviertan en infraestructura para la producción agraria (incluyendo la ampliación de proyectos tales como un Banco de Semillas del ALBA). Se deben fortalecer los sistemas universales de distribución de alimentos para otorgarles mayores ingresos a los agricultores y para garantizar la distribución de alimentos a los pueblos. A su vez, un paisaje rural más robusto descongestionaría las ciudades y atraería a personas a vivir vidas significativas en áreas rurales.

6. Ampliar lo público

El CoronaShock ha demostrado que el sector privado simplemente no está en capacidad de abordar las emergencias y mucho menos las necesidades humanas. Los Países en Desarrollo deben liderar ofreciendo una defensa robusta del sector público, no sólo para la producción de bienes y servicios clave (medicamentos y alimentos), sino también para todo lo que es esencial para la vida moderna – más vivienda pública, más transporte público, más WiFi público y más educación pública. Haberle permitido al sector del lucro convertir en mercancía estas partes de la vida humana ha erosionado nuestra capacidad de construir una sociedad civilizada.

7. Impuestos a las fortunas

Actualmente, cerca de $32 billones reposan en paraísos fiscales deslocalizados y montos desconocidos de dinero simplemente no son contados a la hora de cobrar impuestos. Dos cosas son necesarias: primero, recuperar los flujos financieros ilícitos y, en segundo lugar, que los impuestos a las fortunas sean debidamente aplicados sobre los altos escalones de la burguesía y de los ricos terratenientes, así como a los financistas y a aquellos envueltos en la especulación financiera. Estos fondos serían suficientes para redirigir prioridades hacia eliminar la pobreza, el hambre, en analfabetismo, la indigencia y la falta de dignidad.

8. Controles al capital

Sin controles al capital, un país no tiene soberanía económica efectiva. Los Países en Desarrollo deben crear una plataforma internacional que comprometa a cada uno a imponer controles al capital; este es un tema político que no puede ser implementado por un solo país. Los controles al capital son medidas tomadas por un gobierno para regular el flujo de las finanzas dentro y fuera del país. Tales controles incluyen impuestos a transacciones, requisitos mínimos de permanencia y límites sobre la cantidad de divisas que se pueden mover a través de las fronteras. Los controles al capital y el control democrático sobre el Banco Central prevendrían la fuga de capitales y debería darles soberanía a los gobiernos sobre sus divisas y su economía.

9. Comercio regional sin el dólar

La desdolarización es una parte esencial de una nueva agenda. El 60% de las reservas del mundo están en dólares y el comercio mundial mayormente se conduce en dólares. El Complejo Dólar-Wall Street tiene casi asfixiadas a las finanzas y al comercio internacional; no sorprende que las sanciones unilaterales de los EEUU sean capaces de tener un impacto catastrófico sobre países no porque ellos dependan del dólar sino porque sus socios comerciales están inmersos en él. El dólar se ha convertido en un arma para socavar el desarrollo. Es necesario desempolvar sistemas alternativos de pago como el Sucre y crear nuevas instituciones financieras globales para facilitar las transferencias electrónicas. A corto plazo, este podría crearse un servicio regional sin el dólar, aunque existe una necesidad de que surjan instituciones globales que hagan a un lado la inmensa ventaja que el dólar como divisa global le otorga a los Estados Unidos. De forma relacionada, existe una necesidad de fortalecer los bloques comerciales regionales que aceptarían el trueque como mecanismos de pago.

10. Planificación centralizada, vida descentralizada

La pandemia nos ha demostrado el poder de la planificación central y la importancia de la acción pública descentralizada. Las economías a las que no se les permite planificar el uso de sus recursos se tambalearon ante el virus. Es necesario establecer mecanismos de planificación central participativos sobre una escala que cada vez crezca más para replantear la producción mundial más hacia la necesidad que hacia el lucro; estos planes deben derivar del máximo aporte democrático y debe ser transparente para el público. La planificación central permitiría la nacionalización de sectores tales como la minería (incluyendo la producción energética), la producción de plantaciones, el procesamiento de alimentos y el turismo; estos se colocarían bajo el control obrero a través de cooperativas. Sería un instrumento para minimizar el despilfarro, incluyendo el derroche en gastos militare. Un amento del autogobierno local y de la producción cooperativa, así como las asociaciones y los sindicatos populares, permitirán que la vida social se haga cada vez más democrática.