Con alegría y al son de la música tradicional y africana, niños y jóvenes pertenecientes al programa Alma Llanera del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, intercambiaron experiencias durante una clase especial impartida por el maestro senegalés, Ibrahima Cissokho, en el Centro Nacional de Acción Social por la Música en Caracas.
La actividad surgió en medio de una visita realizada por el músico africano al país en el marco del VI Festival Cultural con los Pueblos de África que culminó el pasado 12 de octubre.
Durante la nutrida y emotiva clase, se hizo la presentación del instrumento ´Kora´, originario del África Occidental y que posee cierta similitud con el cuatro y el arpa en cuanto al diseño y sonido.
El maestro Cissokho, interpretó la piezas musicales: Malisato, Fanta, Tara y Minemba, todas inspiradas en historias amorosas. Explicó además que este instrumento es el más importante de Senegal y que todos los niños de ese país son formados en su ejecución en las escuelas.
Destacó que el Kora también puede complementarse con el violín, guitarra o teclado, no obstante sigue una tradición oral, y está presente en toda la música africana. Tiene también un significado religioso.
“La fisionomía de este instrumento y lo que se puede interpretar con él, me resulta fascinante ya que representa la cultura de un país, su historia y tradición. Conocerlo de la mano de uno de sus cultores es una experiencia única, gracias a El Sistema por permitirnos esto”, destacó José Infante, cuatrista del programa.
La guitarrista Stephanie González, catalogó la experiencia de grata y enriquecedora, “es bueno enriquecernos de otras culturas ya que nos ayuda en nuestro crecimiento como músicos, estoy contenta porque siento que pude ampliar mis conocimientos en cuanto a la música y a la visión que tengo del mundo”.
En este sentido, el director del programa Alma Llanera, Wilmer Álvarez, precisó que la música tiene un papel importantísimo en la comunicación cultural y es que se puede estar en cualquier parte del mundo, pero si existe un lenguaje musical también existe una conexión.
El maestro Cissokho, se refirió al trabajo diario del músico, al amor que se le debe tener al instrumento, y al tiempo invertido en la música, añadió: “pude apreciar que en Venezuela hay mucha diversidad cultural, también que los venezolanos aman la música”.
Finalmente los jóvenes tocaron las piezas Rapshodya y Picaresca, acompañados del maestro con una fusión de distintos ritmos.
