Estocolmo, 19 de septiembre, 2018
Descargue aquí el comunicadoOrganizaciones sociales repudian giro que le ha dado Bachelet al Consejo de Derechos Humanos de la ONU
El 23 de marzo de 2018, el propio Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó las medidas coercitivas unilaterales aplicadas contra Venezuela, por haberse demostrado que “las sanciones económicas causan muertes, agravan las crisis económicas, distorsionan la producción y distribución de alimentos y medicamentos, constituyen un factor que impulsa la emigración y dan lugar a violaciones de los derechos humanos”.
El 30 de agosto de 2018 el Consejo de Derechos Humanos de la ONU publicó el informe del Experto Independiente sobre la promoción de un orden internacional democrático y equitativo, Alfred-Maurice de Zayas, sobre su misión a la República Bolivariana de Venezuela. En su informe, Zayas afirma que: “Los efectos de las sanciones impuestas por los presidentes Obama y Trump y de las medidas unilaterales aplicadas por Canadá y la Unión Europea han agravado tanto directa como indirectamente la escasez de medicinas tales como la insulina y los medicamentos antirretrovirales. En la medida en que las sanciones económicas han generado retrasos en la distribución y, de esa forma, constituyeron otro factor causante de muchas muertes, las sanciones infringen las obligaciones contraídas por los países que las imponen en materia de derechos humanos. Por otra parte, las sanciones pueden constituir crímenes de lesa humanidad, según lo dispuesto en el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional…”.
“Las sanciones económicas matan”, expresó además Alfred de Zayas al presentar su informe ante el Consejo de Derechos Humanos, y recordó que las sanciones económicas y la guerra económica dirigidas por EEUU contra poblaciones inocentes son un crimen que atenta contra el derecho internacional y contravienen el espíritu y la letra de la Carta de las Naciones Unidas. Comparó la guerra económica hacia Venezuela con la que EE.UU. mantuvo entre 1970 y 1973 contra Salvador Allende y en los años 80 contra el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua. Y con la que desde 1960 intenta destruir la sociedad cubana.
Con estos antecedentes – y dada su propia experiencia del golpe militar en Chile en 1973 – nos sorprende profundamente que Usted, como primera medida al asumir su nuevo cargo como Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, ataque al gobierno de Venezuela por la falta de alimentos y medicamentos, y lo responsabilice por el aumento de la emigración, hechos que a todas luces son promovidos por la guerra económica de EE.UU.
También es el caso de Nicaragua, donde Usted no dirige ninguna crítica a las revueltas violentas y la destrucción de propiedad pública, hechos dirigidos desde EE.UU. para promover un llamado golpe blando de cambio de régimen. Pero Usted sí critica a las fuerzas del orden nicaragüenses, que en cualquier otro país actuarían sin miramientos para impedir semejantes revueltas.
La única crítica justificada en su discurso sobre los gobiernos latinoamericanos es la relacionada con los verdaderos asesinatos y desapariciones de observadores de Derechos Humanos, periodistas, estudiantes, etc. en México, Colombia y Guatemala. Pero esas palabras desaparecen en los informes divulgados por los medios de comunicación, que se han caracterizado por llevar a cabo ataques contundentes y tendenciosos contra Venezuela y Nicaragua, ocultando la oprobiosa política de EE.UU. de cambio de régimen a través de los llamados golpes blandos contra todos aquellos países de América Latina que mantienen una alternativa independiente a EE.UU. y a las políticas neoliberales que empobrecen a pueblos y sociedades, y alimentan a la élite financiera internacional.
El objetivo de esta campaña mediática es preparar a la opinión pública internacional para la intervención militar en Venezuela, de la cual el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, no quiere tomar distancia. Por tanto, le hacemos un llamado a Usted de considerar seriamente la promesa de Venezuela de seguir cooperando con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y le sugerimos que visite personalmente Venezuela para que pueda entender mejor la situación social y económica en dicho país.
Los abajo firmantes somos miembros del Capítulo Sueco de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, y/o asistentes a los encuentros celebrados en Estocolmo los días 13 y 14 de septiembre con Pablo Sepúlveda Allende, nieto de Salvador Allende, en la Casa de la Solidaridad y el monumento La Mano, donde se recordó y rindió homenaje a las víctimas del golpe militar en Chile el 11 de septiembre de 1973, perpetrado con el apoyo de EE.UU. Ahí se reunieron muchos exiliados chilenos y sobrevivientes de las dictaduras militares posteriores en América Latina, contando además con el apoyo del movimiento sueco de solidaridad a la lucha libertaria de los pueblos latinoamericanos que enfrentan la imposición de la hegemonía mundial de los EE.UU.